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50 años de moda

Pilar Castaño, gurú del estilo en Colombia, hace una mirada nostálgica y detallada de una década en la que la moda, como muchas otras esferas de la sociedad internacional, lanzó un grito de guerra y se lanzó por la libertad. Este es su homenaje a una época en la que la industria nacional encontraba sus propios espacios y plataformas en la capital del país.

Por Pilar Castaño/ Relatto

Los años 70 fueron muy importantes para la moda en el mundo: los jóvenes se relajaron, dejaron el sastre acartonado de los 50 y se atrevieron a explorar con diferentes formas y estampados que reflejaban culturas lejanas.  

Fue la época en la que la moda se volvió más ligera: trajes de chaqueta y faldas hechas a la medida para enfatizar las caderas, vestidos largos, peinados altos y trajes de tisú hasta la rodilla, sin calzado. Fue una década que rompió estereotipos. Por un lado, los hombres se permitieron prendas como camisas de manga larga con encajes y flores bordadas a mano; medias de algodón con colores llamativos y sostenidas con ligas, y zapatos de cuero. Una tendencia impuesta para el mundo por el diseñador francés Pierre Cardin quien, al uniformar al grupo musical del momento, los británicos Beatles, cambió para siempre la indumentaria masculina. 

Los hombres se permitieron prendas con notas mucho más femeninas / Pexels.

Por otro lado, las mujeres se sentían cada vez más cómodas usando la minifalda, impuesta en los años 60 por el futurista francés André Courrèges, quien la promovió con botas y cascos en charoles blancos; y, desde Londres, Mary Quant y su enérgico grito “¡libertad en la moda!”.

Aquellos eran los aires que se respiraban y que marcaron una época, donde los hombres vestían de terciopelo y las mujeres emulaban a la famosa modelo Twiggy, con su pelo corto y andrógino y sus pestañas extra large. Los jóvenes buscaban con ansias soltar la rigidez que los acompañaba desde la Segunda Guerra Mundial y, en nuestra capital, desde el violento y oscuro Bogotazo del 48. 

La moda en los 70 trajo un aire fresco, multicultural, en medio de conciertos de rock and roll, cannabis y toda clase de drogas sintéticas. La rebeldía latente en la música y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam promovían la  paz, el “flower power”, el “hacer el amor y no la guerra”; un lenguaje que para entonces sería determinante. 

A Colombia llegó poco a poco esa ola mundial, esta vez en avión y no en los barcos que a comienzos del siglo XX venían de Europa hasta Barranquilla. El diseñador Toby Setton, la casa de modas Donacé Shop, y marcas como Pat Primo y Jackson Fashions, fascinados e inspirados por esa nueva ola, producían y reproducían en sus fábricas todo lo actual. 

Los jóvenes buscaban con ansias soltar la rigidez que los acompañaba desde la Segunda Guerra Mundial y, en nuestra capital, desde el violento y oscuro Bogotazo del 48. 

Para entonces las pasarelas y plataformas para impulsar la moda eran escasas. Gloria Valencia, desde la pantalla chica, en su espacio “Adelante con la Moda” traía las imágenes en blanco y negro de las primeras modelos de las textilerías de Medellín, como Coltejer y Fabricato, que producían telas estampadas psicodélicas que reflejaban el movimiento Pop en el arte.  

Imposible olvidar a la diseñadora Julia de Rodríguez, con su moda de cueros y napa, de flecos y taches, de pantalones ceñidos con bota campana como los de Janis Joplin y Jimmy Hendrix; y al cantante Goyo Franco, con sus licras y transparencias, adelantándose a la moda disco que aquí se posicionaría con furor en los 80 o a Carlos Nieto, quien comenzaba a imponer su arte sartorial.

La rebeldía latente en la música y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam fueron elementos determinantes en la moda de los años 70. / Pexels.

Hace 50 años no existían, todavía, los diseñadores colombianos que se han catapultado a la esfera internacional desde los años 90 y comienzos de 2000, como Silvia Tcherassi, Johanna Ortiz, Francesca Miranda, Esteban Cortázar, Hernán Zajar, Adriana Santacruz, Andrés Otalora; pero poco a poco aquella icónica generación empezaría a mandar al mundo un mensaje muy fuerte de talento colombiano.

En los años 70, Bogotá contaba con tres calles comerciales: la Carrera Séptima en el centro de la ciudad, la Carrera 13 en Chapinero, y la Carrera 15, desde la Avenida de Chile hasta la Calle 100. Solo sería hasta el año de 1976, con la inauguración del centro Comercial Unicentro, que Colombia supo lo que era tener bajo un mismo techo, de dimensiones nunca antes vistas, a todas las grandes marcas nacionales, además de bancos, restaurantes, bares y cines.

Recuerdo muy bien las primeras páginas de los periódicos de Bogotá y, desde luego, en la prensa de todo el país, las imágenes del presidente Alfonso López Michelsen durante su discurso de inauguración de la ciudadela comercial. 

El presidente destacaba el enorme esfuerzo del visionario constructor  Pedro Gómez Barrero, quien entregó un área cubierta más grande que la del Aeropuerto El Dorado de entonces, dándole a la capital del país el primer centro comercial de dimensiones nunca antes vistas.

Más adelante el país cambiaría para siempre: llegarían las revistas, la televisión por cable con canales de otros países, las pasarelas como Colombiamoda o el Bogotá Fashion Week, las firmas y diseñadores internacionales que harían su desembarco con vitrinas y escaparates vistosos. Cómo olvidar la llegada de la multinacional española Zara a Colombia en diciembre de 2007. Me correspondió hacer el lanzamiento en Unicentro Bogotá, ¡fue la locura! ¡La gente no cabía en el almacén! De todos los Zara en el mundo, el de Colombia fue el que más vendió en aquella Navidad y aún hoy mantiene importantes índices de ventas. 

Recuerdo muy bien las primeras páginas de los periódicos de Bogotá y, desde luego, en la prensa de todo el país, las imágenes del presidente Alfonso López Michelsen durante su discurso de inauguración de la ciudadela comercial

Después aparecieron las blogueras, las redes sociales, los influencers para enseñarnos, sin intermediarios, qué sucedía en otros lugares del mundo. Paris Hilton fue la primera, de carácter internacional, que pisó tierras colombianas para abrir su tienda de carteras, ahí mismo en Unicentro, y por supuesto también ella rompió récords de asistencia entre seguidores. Fue tal la cantidad de fanáticos que llegó que, por primera vez, las instalaciones del centro comercial se quedaron pequeñas. 

Los años 70 siempre serán recordados como los años donde los jóvenes, la sociedad y la moda rompieron cadenas/ Pexels.

La moda ha dado muchísimos saltos y giros. Cada década trajo sus revoluciones; pero, sin duda, hace 50 años en la moda se firmó un tratado que hoy sigue estando vigente: la moda no tiene género, porque más que un elemento de homogeneización es una declaración de independencia, de autonomía y de albedrío para cada persona. Pero además fue una época en la que Bogotá se convirtió en una gran vitrina para la misma. 

¡Qué vivan los libres años setenta!